domingo, 11 de noviembre de 2012

Qué es una crisis

Diagonal
 La palabra "crisis" proviene del griego κρισις (krisis), que a su vez viene del verbo κρινειν (krinein), que significa "separar" o "decidir". Para los griegos la palabra krisis tenía diferentes significados: el momento culminante de una enfermedad, una lucha o contienda, hacer una elección, hacer un juicio o poseerlo. En castellano mantiene estos significados, pero añade las acepciones de "escasez o carestía" y "situación dificultosa o complicada" y omite la de contienda.

Pero, ¿qué es una crisis? Es una palabra que nos rodea constantemente, que inhalamos voluntaria e involuntariamente. Es prácticamente una sensación, un estigma, una maldición. Un ente abstracto, invisible y mortal que se apodera de nuestra vida. Se ha erigido en el juez de nuestro destino, en la pauta de nuestro futuro y fuente de toda verdad. 

Sin embargo la crisis no es nada más que un momento, o más bien instante, de la historia. Un momento de transito entre un momento y el siguiente. Es un momento de inestabilidad y dificultad, ya que al quedarse obsoleto el modelo anterior, hace falta buscar uno nuevo. Hace falta criterio (tiene el mismo origen) y jucio para buscar soluciones a los problemas planteados. La crisis es un momento de cisma entre el antes y el después, y también el momento en el que hace falta marcar un rumbo. 

Las acciones y omisiones que desembocan en una crisis tienen muy diversos orígenes: ineptitud política, oligarquías corruptas y ciegas, intelectuales apatía y conformismo social, cada una con su mayor o menor carga de responsabilidad. Pero la reacción frente a ella es independiente a esos factores, pese a que desde las instituciones legislativas y ejecutivas de los estados (y Uniones) se haya señalado un único culpable y condenado: los ciudadanos. 

Yo ya dejé claro que para mí el ciudadano era el que tenía más difícil evitar la crisis y aportar soluciones, sobre todo teniendo en cuenta las herramientas de las que dispone y las fuertes barreras de entrada que se encuentran en los organismos clave. Pero una vez dentro de la crisis los que están fallando miserablemente en su labor principal son los políticos. Su obstinación por no asumir la necesidad de un cambio real (superar la "separación" entre el antes y el ahora) está convirtiendo una oportunidad en un drama inimaginable. 

Los problemas y retos del futuro eran conocidos incluso antes de la crisis. Sin embargo, en vez de seguir hacia delante construyendo un futuro, nuestra mirada tiene que girarse hacia una China imperial y dictatorial, recuerdo del pasado absolutista de Europa (o de la miseria de la Revolución Industrial). Los que mandan han optado por andar hacia atrás como burros asustados de su propia sombra. Sin embargo, eso no es lo peor. Lo peor es lo miserable que pueden llegar a ser.

El suicidio de Amaia Egaña en Barakaldo ha sido usado como pretexto por PP y PSOE para hacer un gran pacto contra los desahucios. ¿Por qué esperaron a que hubiese 4 víctimas? ¿El drama y tormento de miles de familias desahuciadas no era suficiente? ¿A qué se debe esta firme reacción? Por desgracia, y ya es una costumbre, no a preocupación por los ciudadanos, sino por esto: El Tribunal de Justicia europeo ve ilegal la ley española sobre los desahucios.

La decisión de parar los desahucios ha sido, otra vez, porque desde fuera nos han visto las vergüenzas. No sólo eso, sino que nos amenazan con futuras condenas, esta vez con sanciones. Nuestros dirigentes no sólo han actuado con torpeza para dar la respuesta necesaria frente a la crisis, sino que actúan de una forma vergonzosa hacia sus ciudadanos. La pérdida de legitimidad de esta casta política, bochornosa e incapaz, demuestra que la crisis no es económica, sino de quienes controlan el dinero.

1 comentario:

  1. Parece cierto que los profesionales de la política cada vez son menos profesionales y más egoístas incompetentes. Pena me da tener que reconocerlo.

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