jueves, 26 de noviembre de 2009

Justicia, Ley y culpabilidad (I): Equidad



Antes que nada, dejar claro que mi relación con las leyes ha sido siempre circunstancial, que no soy hombre de derecho, sino sujeto de sus vaivenes. Es ésta una humilde reflexión sobre la Justicia, la Ley y la culpabilidad. Disculpen la imprecisión y la ignorancia, y valoren la buena fe.

La idea más común que tenemos sobre la Justicia tiene que ver con la afirmación "a cada uno lo suyo". Al igual que en el mundo físico, en el que a cada acción le sigue una reacción, nuestras acciones tienen consecuencias en el medio en el que nos desenvolvemos. Sin embargo, mientras que los animales siguen su instinto, nosotros racionalizamos esas consecuencias. Esa racionalización lleva a la abstracción, aplicándolo a muchas otras cosas que la mera causalidad física. Pero sin duda, si algo es fundamental para el entendimiento de la justicia, es la propiedad privada.

Mientras que el instinto de supervivencia preserva nuestra única y más preciada posesión, nuestra vida, existen otras cosas que nos pertenecen de forma diferente. Desde el terreno de un asentamiento hasta las herramientas. El nacimiento de la propiedad privada se preservó gracias a la fuerza bruta, pero la vida en sociedad obligó a establecer una forma de regulación. La comunidad establecía unas pautas y convenciones, que una vez interiorizadas, asegurarían la convivencia. Así el más bruto y fuerte no podía hacerse con lo que quisiera, porque ya no se enfrentaba contra individuos, se enfrentaba con la sociedad.

El problema era el de conpensación. Si te quitan una cabra, no sólo has sido privado del animal, sino que ha sido violentada tu seguridad y tu legitimidad propiedad. ¿Es suficiente con una cabra a cambio? Para Aristóteles la clave de la Justicia estaba en la Equidad. Los justo es algo proporcional, el establecimiento de un equilibrio. No en vano el símbolo de la justicia es una balanza.

Lo justo distributivo se refiere a las cosas comunes, y es siempre conforme a la proporción. Si se hace la distribución de las riquezas comunes, se hará según la razón que guarden entre si las aportaciones particulares. Lo injusto, por su parte, siendo lo opuesto a lo justo, consiste en estar fuera de dicha proporción. Mas lo justo en las transacciones privadas, por mas que consista en cierta igualdad, así como lo injusto en cierta desigualdad, no es según aquella proporción, sino según la proporción aritmética.
Sin embargo es difícil establecer esa proporción promulgada por Aristóteles hace 2.400 años. En Babilona, allá por el 1792 antes de cristo (a.c.), ya tenían cierta noción. El Código de Hammurabi, uno de los documentos más antiguos de tipo legal que se conserva, apunta hacia la igualdad. Por ejemplo, si un arquitecto fabrica una casa endeble y al caerse mata al dueño y a su hijo, habrá que dar muerte tanto al arquitecto como a su hijo. La versión más antigua del "ojo por ojo, diente por diente", recogida en la Ley de Talión de la ley mosaica.

Mas si hubiera muerte, entonces pagarás vida por vida, ojo por ojo, diente por diente, mano por mano, pie por pie, quemadura por quemadura, herida por herida, golpe por golpe.
Exodo 21: 23-25
El miedo a los posibles excesos que podrían derivar de este sistema vengativo llevó a que el Talmud matizara esa ley mediante compensaciones económicas. Sin embargo la Ley de Talión es una constante hoy en día. Desde la pena de muerte, mecanismo de legitima defensa de la sociedad -según algunos-, hasta el sistema de venganzas que ha ido escribiendo la historia, siempre ha estado presente.

¿Es legítimo? La pederastia y el abuso a menores, el asesinato, la crueldad y el genocidio, debería ser castigados con una severidad para la que harían falta varias vidas para los culpables. También está el problema de la legitimidad. ¿Quién establece las proporciones? A no ser que existiera un codigo legal universal, evidente e inmutable, sólo un ser omnipotente podría ser capaz de crear dicho elemento. En ambos casos, una Ley Natural.

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