«Sólo al anochecer emprende su vuelo la lechuza de Minerva» Georg Wilhelm Friedrich Hegel
El pie de página de la imagen es una sentencia del prólogo a la Filosofía del Derecho del pensador alemán Jorge Guillermo Federico Hegel. El ave de Minerva -o Atenea-, la lechuza, es la personificación de la filosofía por excelencia. Recuerdo mis primeras clases en la facultad, y también posteriores, en las que nos repetían estas palabras y sus significados más o menos ocultos. Aunque bien pensado, siempre es al anochecer cuando emprenden su vuelo todas las demás lechuzas.
Hoy empiezo aquello que prometí en su día y que pensaba que nunca comenzaría. Por desgracia, a pesar de toda evasión, la realidad siempre se impone. Y la realidad es que una de mis escasas salidas profesionales es la filosofía. Por eso y, como hablar de filosofía ya es en sí mismo hacer filosofía, inicio este proyecto que tratará de exponer a diferentes autores reseñándolos a lo largo de la historia. Podría decir que es para acercar a la gente la figura de grandes pensadores de forma accesible, pero lo cierto es que es para reciclarme y reaprender todo lo que ya se me ha olvidado. Todo egoísmo.
El principal problema de la filosofía son los filósofos, y de estos últimos, los que se empeñan en ver en ella un puro ejercicio intelectual. Grandes pensadores se han dedicado al "culturismo" de las ideas en sus despachos llegando a interesantísimas conclusiones que nunca abarcarán mucho más allá de las cuatro paredes de su despacho. Y la realidad es muy distinta. La filosofía nos rodea indómita y salvaje por todas partes. Desde los refranes populares a las expresiones más bestias de la cultura popular -"tanto gilipollas y tan pocas balas..."-.
La filosofía es una cienca, un saber práctico, al igual que las matemáticas. La igual que hace falta un conocimiento matemático para la informática, la física o la química, la filosofía nos ayuda a ordenar los pensamientos para enfrentarnos al día a día. La filosofía, sin embargo, no es exacta ni universal. Por eso los pensadores fracasaron al intentar establecer sistemas absolutos y principios generales. Hacer filosofía es cuestionarse, asombrarse e intentar ir más allá de las simples apariencias. En nuestro día a día, aunque cada vez más acorralada, pervive la filosofía más pura y útil. Sí, todos somos "científicos" de la vida. Si no, ¿de qué tanta experimentación?
Lo realmente increíble y bello de la búsqueda de la sabiduría es que nunca termina. Y que está en todas partes. En la letra de una canción, en un descubrimiento científico o en la detenida observación de una pared. La filosofía no es exclusivamente cuestionarse sobre el Absoluto, determinar la esencia de lo realmente real o buscar leyes inmutables en el obrar caótico de los hombres. También es disfrutar de un día de playa o ir a trabajar todos los días.
Los libros de filosofía están llenos de conceptos y términos opacos, de cuestiones complejas -y a veces aparentemente inútiles- y de aseveraciones taxativas. No lo voy a negar. La filosofía es un ser vivo que se nutre de palabras. Si la persona más inteligente y brillante del mundo sólo conociera dos palabras -no digo que no hable-, jamás sabríamos de su inteligencia . Nosotros pensamos con palabras y de ellas depende la riqueza de nuestras conclusiones. Necesariamente la filosofía ha utilizado -e inventado- el lenguaje en vistas de llegar cada vez más lejos.
No hay que agobiarse. No hay que pensar en Platón, Kant o Habermas como si fueran nuestros profesores de filosofía. La necesidad de evaluar de forma objetiva en los centros escolares los conocimientos la constriñe hasta límites insospechados. La búsqueda de la sabiduría no es sabiduría, es búsqueda. Debéis pensar en los grandes pensadores como compañeros de camino que nos aconsejan o nos abren nuevas posibilidades en nuestro discurso interno, en los dimes y diretes de nosotros con nosotros mismos. Es una gran colección de gafas con las que enfocar diversos problemas que se plantean, pero siempre con nuestros ojos. Creo que esta visión se perdió hace tiempo.
Pretendo demostrar todo lo expuesto. Una visión sencilla y pragmática de los autores filosóficos más importantes -y espero no tan importantes-. Un paseo con bata y pantuflas por un mundo arcaico y fascinante. Además creo, como la cita de Hegel, que en esta noche de los valores, de la crisis y la decadencia, es hora de ver qué nos siguen diciendo esos colegas que se dedicaron a pensar en nuestros problemas mucho antes que nosotros y de las más diversas formas. ¿Cuándo si no debería volar una lechuza?
Por supuesto esta tribuna está abierta a todo aquel que quiera debatir, rebatir, ampliar, opinar o aportar a lo que aquí se diga. No pretendo sentar cátedra, sólo abrir un mundo inabarcable. Pasito a pasito se va haciendo el camino -o vuelo-
Hoy empiezo aquello que prometí en su día y que pensaba que nunca comenzaría. Por desgracia, a pesar de toda evasión, la realidad siempre se impone. Y la realidad es que una de mis escasas salidas profesionales es la filosofía. Por eso y, como hablar de filosofía ya es en sí mismo hacer filosofía, inicio este proyecto que tratará de exponer a diferentes autores reseñándolos a lo largo de la historia. Podría decir que es para acercar a la gente la figura de grandes pensadores de forma accesible, pero lo cierto es que es para reciclarme y reaprender todo lo que ya se me ha olvidado. Todo egoísmo.
El principal problema de la filosofía son los filósofos, y de estos últimos, los que se empeñan en ver en ella un puro ejercicio intelectual. Grandes pensadores se han dedicado al "culturismo" de las ideas en sus despachos llegando a interesantísimas conclusiones que nunca abarcarán mucho más allá de las cuatro paredes de su despacho. Y la realidad es muy distinta. La filosofía nos rodea indómita y salvaje por todas partes. Desde los refranes populares a las expresiones más bestias de la cultura popular -"tanto gilipollas y tan pocas balas..."-.
La filosofía es una cienca, un saber práctico, al igual que las matemáticas. La igual que hace falta un conocimiento matemático para la informática, la física o la química, la filosofía nos ayuda a ordenar los pensamientos para enfrentarnos al día a día. La filosofía, sin embargo, no es exacta ni universal. Por eso los pensadores fracasaron al intentar establecer sistemas absolutos y principios generales. Hacer filosofía es cuestionarse, asombrarse e intentar ir más allá de las simples apariencias. En nuestro día a día, aunque cada vez más acorralada, pervive la filosofía más pura y útil. Sí, todos somos "científicos" de la vida. Si no, ¿de qué tanta experimentación?
Lo realmente increíble y bello de la búsqueda de la sabiduría es que nunca termina. Y que está en todas partes. En la letra de una canción, en un descubrimiento científico o en la detenida observación de una pared. La filosofía no es exclusivamente cuestionarse sobre el Absoluto, determinar la esencia de lo realmente real o buscar leyes inmutables en el obrar caótico de los hombres. También es disfrutar de un día de playa o ir a trabajar todos los días.
Los libros de filosofía están llenos de conceptos y términos opacos, de cuestiones complejas -y a veces aparentemente inútiles- y de aseveraciones taxativas. No lo voy a negar. La filosofía es un ser vivo que se nutre de palabras. Si la persona más inteligente y brillante del mundo sólo conociera dos palabras -no digo que no hable-, jamás sabríamos de su inteligencia . Nosotros pensamos con palabras y de ellas depende la riqueza de nuestras conclusiones. Necesariamente la filosofía ha utilizado -e inventado- el lenguaje en vistas de llegar cada vez más lejos.
No hay que agobiarse. No hay que pensar en Platón, Kant o Habermas como si fueran nuestros profesores de filosofía. La necesidad de evaluar de forma objetiva en los centros escolares los conocimientos la constriñe hasta límites insospechados. La búsqueda de la sabiduría no es sabiduría, es búsqueda. Debéis pensar en los grandes pensadores como compañeros de camino que nos aconsejan o nos abren nuevas posibilidades en nuestro discurso interno, en los dimes y diretes de nosotros con nosotros mismos. Es una gran colección de gafas con las que enfocar diversos problemas que se plantean, pero siempre con nuestros ojos. Creo que esta visión se perdió hace tiempo.
Pretendo demostrar todo lo expuesto. Una visión sencilla y pragmática de los autores filosóficos más importantes -y espero no tan importantes-. Un paseo con bata y pantuflas por un mundo arcaico y fascinante. Además creo, como la cita de Hegel, que en esta noche de los valores, de la crisis y la decadencia, es hora de ver qué nos siguen diciendo esos colegas que se dedicaron a pensar en nuestros problemas mucho antes que nosotros y de las más diversas formas. ¿Cuándo si no debería volar una lechuza?
Por supuesto esta tribuna está abierta a todo aquel que quiera debatir, rebatir, ampliar, opinar o aportar a lo que aquí se diga. No pretendo sentar cátedra, sólo abrir un mundo inabarcable. Pasito a pasito se va haciendo el camino -o vuelo-
Pues aquí me hayo.... esperando la siguiente entrega. Por cierto, he entrado como anónimo porque como cuenta de google no me pide mi usuario (y ya no se si es mi torpeza habitual o es que algo falla)
ResponderEliminarJorge
FLAP,FLAp,FLap,Flap,flap... aleteo a aleteo se hace el vuelo, a veces se eleva por encima, a veces, baja, ... seguiré a la lechuza.
ResponderEliminarMmm, espero impaciente tus reflexiones
ResponderEliminarSi es la lechuza de la peli de los argonautas. La vieja (de la nueva sin comentarios).
ResponderEliminarA ver si te animas y sigues escribiendo.
Perdon ..la fiosofia no es una ciencia ..ciencia es otra cosa.la filodofia es un intento del hombre de explicar las primeras causas...sus conclusioned son absolutas en las ciencias el conocimiento es relativo
ResponderEliminar